martes, 10 de abril de 2012

Relato de amor



Lo tenía tan cerca que casi podía sentir su corazón latiendo dentro de su propio pecho.Sentía cada pulsación dentro de ella. Escuchaba su respiración agitada, y notaba su aliento sobre ella.  El calor que desprendía su cuerpo era sofocante y sentía sus brazos musculosos tan cerca de su cuerpo que le temblaba cada fibra de su ser. 


Levantó su mano para acariciarla suavemente. Sentía el tacto de su piel, de su espalda desnuda entre sus dedos. La recorrió desde la nuca, bajando lentamente, haciendo que se estremeciera. Fue bajando poco a poco, marcando cada curva, despacito.


Percibía su acelerada respiración. Las caricias de sus manos la dejaban impotente. Se estremeció una vez más, y se giró suavemente. Le miró a los ojos, transmitiéndole todo el amor que sentía. Pasaron varios segundos mirándose fijamente, cuando con su pequeña mano le acarició el rostro. Posó su dedo índice en su labio inferior y volvió a mirar esos profundos ojos azules.


Se sentía intimidado por aquella mirada penetrante. El tacto de su aterciopelada piel hizo que apartara sus ojos, para dirigirse a la mano que tenía libre. Miraba su cuerpo pequeño y vulnerable. Quería hacerla suya y no dejarla jamás. Un escalofrío le recorrió de los pies a la cabeza cuando su dedo se posó en su labio. Sus ojos volvieron a encontrarse. 


Se acercaron poco a poco el uno al otro. Estaban tan cerca que podrían atravesarse. Sus pieles se unían en una sola, y pronto los ojos se cerraron para sumirse en un cálido beso. Un beso dulce, suave y apasionado. Con ternura. Transmitiendo todos y cada uno de los sentimientos que tenían dentro de sí. Sus manos recorrían sus cuerpos desnudos. 


Sintió el calor dentro de su corazón, cuando sus bocas se juntaron. Cerró los ojos y se dejó llevar por el sentimiento de libertad. Lo tenía encima, abrazándolo y  paseando las manos por su cuerpo.


Sin dejar de besarla, se desplazó sobre ella, y con los ojos cerrados, dirigido por sus sensaciones, recorriendo su figura angelical. Notaba en su interior todo el amor que ella desprendía.

Y en ese beso eterno, fundieron sus cuerpos en uno sólo.


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